La innovación es la tradición. (Kenny Werner)
El acto de definir suele ser controversial. El jazz no es la excepción. Su definición ha comprobado ser un tema controvertible. Para el músico comprometido con una disciplina en la cual el aprendizaje nunca termina, el jazz representa el ápice de la sofisticación de su arte. Es el medio que mejor le permite la expresión de su ser. La infinitud de variables en el manejo de la armonía, melodía y ritmo durante el acto de improvisación jazzística presenta un reto que muchas veces puede llegar a ser obsesivo. De ahí que, siendo uno de los géneros peor pagados y menos comerciales, es capaz de suscitar entre sus practicantes y seguidores verdadera pasión y lealtad. Para entender mejor el fervor por el jazz sirve conocer su origen histórico, penetrar la esencia de su proceso creativo y contraponer vínculos con otras expresiones artísticas.
Definición. En un extremo de la controversia definitoria sobre el jazz se encuentran músicos como el trompetista Wynton Marsalis, con una visión neo-clasicista que lo define como un género musical exclusivo a una cultura en particular con patrones rítmicos, formas y estructuras específicos. En esta visión neo-clasicista la innovación es irrelevante pues el reto del jazz consiste en tocarlo apropiadamente. Su interpretación se basa en seguir códigos y reglas. Siguiendo esta línea de pensamiento, en los años 30 se reprocharon las innovaciones que trajo el swing, en los 40 se atacó al be-bop, en los 60 al free jazz y en los 70 al fusión.
Al otro extremo hay músicos como los pianistas Bill Evans y el conocido como Jelly Roll Morton, uno de los fundadores del género, nacido en Nueva Orleáns en 1890. Para ambos el jazz no es un estilo, sino una manera de procesar la música, una estética o actitud en la que la innovación, y sobre todo la improvisación, juegan un rol esencial. En otras palabras, cualquier música puede ser tocada en jazz. Esta visión propone que el jazz sin innovación o innovadores es un arte muerto. En este caso el reto consiste en crear una expresión que es fiel reflejo del aquí y ahora. Desde esta óptica la tradición no se utiliza con el propósito de volver al pasado, sino para encontrar nuevas maneras de moverse hacia el futuro. Sigue…
Fuente: Brenda Hopkins Miranda
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