lunes, mayo 27, 2013

La música, y la supervivencia...

La música produce un amplio abanico de respuestas que pueden ser inmediatas, diferidas, voluntarias o involuntarias.
Dependiendo de las circunstancias personales (edad, etapa de desarrollo, estado anímico, salud psicológica, apetencia) cada estímulo sonoro o musical puede inducir una variedad de respuestas en las que se integran, tanto los aspectos bio-fisiológicos como los aspectos efectivos y mentales de la persona. A nivel mental, la música puede despertar, evocar y fortalecer cualquier emoción o sentimiento.
A la hora de plantearnos por qué existe la música, distintos autores han construido opiniones variadas al respecto. Según Steven Pinker, psicólogo y científico cognitivo, la música cosquillea varias partes del cerebro, al igual que una tarta de queso hace lo propio en el paladar. En general, podemos afirmar que cualquier actividad importante para nuestra supervivencia, ya sea comer, tener relaciones sexuales o llevar a cabo determinadas actividades físicas, nos produce placer. De esta forma, y gracias a este incentivo o recompensa, la evolución se asegura de que tenemos una buena motivación para reproducimos, alimentamos y mantenemos en buena forma física, requisitos fundamentales para que la especie no se extinga. No obstante, hemos aprendido a puentear nuestros sistemas de recompensa para acceder directamente a ellos. Ingerimos alimentos que carecen de valor nutritivo y mantenemos relaciones sexuales sin intención de procrear, simplemente por el mero placer de comer grasas y dulces o disfrutar del sexo. Según Pinker, lo mismo ocurre con la música: es una especie de botón mental que, al apretarlo, hace que nos emocionemos y experimentamos sensaciones inalcanzables por otros medios.
El placer que dispensan todas estas actividades, incluidas la música, es "culpa" de la dopamina, un neurotransmisor que es secretado por el cerebro. Forma parte del "sistema de recompensa" que refuerza comportamientos indispensables para la supervivencia (buscar comida), o que desempeña un papel en la motivación (conseguir dinero) y la adicción (consumir drogas).
La música también nos puede producir este intenso placer. Escuchar de nuevo una canción que hace tiempo no oíamos, vivir intensamente un concierto, descubrir un nuevo tema en la banda sonora de nuestras vidas. Detrás de este sentimiento causado por algo tan abstracto como la música también se encuentra la dopamina. Hay estudios que nos sugieren que nuestros niveles de dopamina son hasta un 10% más elevados cuando escuchamos música que nos agrada. Esto demuestra que las personas obtenemos placer de la música, una recompensa abstracta, la cual es comparable con la que logramos con estímulos biológicos más básicos.
¿Provoca el mismo efecto en todas las personas? ¿la música es verdaderamente un lenguaje universal, como suele afirmarse? De acuerdo con un estudio del Instituto Max Planck de Neurología de Leipzig (Alemania), la respuesta a este último interrogante es afirmativa, ya que los sentimientos expresados musicalmente se entienden igual en todo el mundo y la música logra superar sin mayores dificultades las barreras entre las culturas.

Fuente: jesusgonzalezfonseca.blogspot.com

1 comentario:

Jorge Ramiro dijo...

Soy un amante de la musica y también un músico frustrado, por eso disfruto de quedarme en casa viendo recitales por internet, o escuchar buenos discos. Normalmente en los departamentos en buenos aires en donde me quedo suelo escuchar jazz, que es mi genero favorito