Una fotografía es un puente entre dos instantes
—un antes y un después— desconocidos para quien la contempla. Lo que yace ante
la mirada es una fracción eternizada. Si la imagen es elocuente, si en ella
residen secretos y revelaciones, su mensaje trasciende la mera captura de un
momento y se convierte en historia.
La música, igual que la fotografía, es un
diálogo permanente entre el movimiento y el acierto, entre el hallazgo y la
experiencia. Aceves, con acercamientos en los que se advierte la fuerza o la
tersura del contacto, reconoce y celebra el estilo de cada artista; resaltan,
entonces, entre otros, la sutileza del guitarrista Larry Carlton, la exquisitez
del bajista Michael Manring y el ensimismamiento del guitarrista Mike Stern.
Las imágenes de este portafolio son también
indicadores de la predilección de muchos compositores e intérpretes por
dotaciones sonoras pequeñas. El fotógrafo refuerza esta visión con un acertado
manejo de la penumbra —no hay en el jazz, además, espacio para espectaculares
juegos de luces ni para los trucos pirotécnicos tan comunes en el rock de
estadio— y con una reservada proximidad a la textura del instrumento y de la piel.
La atención que la cámara pone en el individuo
es un tributo a la voz que aún incorporada a otras, persiste en su estilo
particular y destella a pesar de la acumulación de timbres y notas. Este es uno
de los rasgos exclusivos del jazz: es posible escuchar a tres o más individuos
al mismo tiempo, reconociendo y admirándose ante el tejido que todos consiguen
y distinguiendo, de manera simultánea, cada instrumento.
Las imágenes de Fernando Aceves han congelado
el tiempo, pero su destello sonoro rebasa a esa fracción del instante. Un
concierto de jazz es un encuentro que, para ser gozado, solicita nuestro más
antiguo oído; ése que un día se encontró por primera vez con el viento, con el
sonido quebrado de las hojas en otoño, con un poco de lluvia atrapada en un
alto ramaje.
Las notas, en el jazz, tienen la fugacidad del
relámpago. Desde el margen del escenario, Fernando Aceves documenta el
encuentro entre el hacer y el percibir con sentidos que saben reconocer los
sonido y silencios del movimiento.
Tomado de: Fernando Aceves / ideasysonidos.com
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