miércoles, abril 06, 2011

El Jazz, y las emociones

El Jazz se ha relacionado a menudo con ciertos círculos de índole intelectual. Curiosa relación porque dicho estilo goza de un contenido emocional potentísimo, no siempre claro pero sí muy fuerte. Bien es cierto que el Jazz requiere un intelecto preparado, pues los músicos que lo ejecutan necesitan grandes dotes técnicas y mucho estudio, además de ciertas aptitudes innatas. Históricamente, el típico músico de Jazz se ha considerado como lo que vulgarmente llamamos una “alma atormentada”.
El potencial emocional de esos músicos les dotaba de una capacidad expresiva concreta, individual y casi única, que unida a la técnica y virtudes innatas de cada uno daba lugar a resultados musicales sorprendentes. Para entender un poquito el funcionamiento de dicho estilo, se podría definir como aquél en que el músico se mueve por encima de una melodía y armonía base, para así poder improvisar partiendo de ellas.
Generalmente la estructura de un tema Jazz es: introducción, melodía, improvisaciones, puente, melodía y final. Cómo ha evolucionado mucho y se ha fusionado con infinidad de estilos, esta estructura no siempre encajará; pero sí es un buen punto de partida. Como se aprecia, no todo es comprensible en la primera audición. Y es que nuestro oído y nuestro cerebro, educados y acostumbrados a melodías y estructuras simples, no conocen el circuito a través del cual tienen que procesar y entender esa información.
Es una cuestión de entrenamiento, de comunicación neuronal. Y también un problema cultural, pues la música que más rápido se vende es aquella que se entiende a la primera y, por lo tanto, es prácticamente e, infelizmente, la que oímos a todas horas.

Referencia:
elblogalternativo.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy ferviente admiradora del gènero, pienso seguirte.

Saludos.

Anónimo dijo...

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