miércoles, abril 06, 2011

Cómo escuchar la música

“…El primer requisito para escuchar la música es tan obvio que casi parece ridículo mencionarlo, y sin embargo, a menudo es el único elemento que está ausente: prestar atención y dar a la música el esfuerzo concentrado de un oyente activo. Resulta revelador comparar las acciones del público de teatro con las del público de los conciertos: en el teatro el público presta toda su atención a cada línea del diálogo, sabiendo que si pasa por alto algún renglón importante no comprenderá la obra: esta atención instintiva a menudo falta en la sala de concierto. Sólo tenemos que escuchar a quienes asisten a un concierto para ver como se distraen, hablan, leen o simplemente miran el espacio. Tan solo un pequeño porcentaje está vitalmente interesado en el papel esencial de escuchar activamente.
“…Desde luego, existe mucha música que no requiere una atención especial para gozarla. La música satisface una vasta gama de apetitos, y una comparación con un menú bien planeado ilustrará nuestro punto. Después de todo, un aperitivo pretende estimular, y un plato fuerte aspira a alimentar; el postre pretende ser como una grata reflexión, para despedir a los comensales”
“…Lo anterior no implica que el equivalente musical de unos malos alimentos es malo para la salud sino, en cambio, que una dieta restringida a una sola especie de arte resulta limitadora.”
La satisfacción en la música, más allá del "me gusta” o, “no me gusta", parece ser coto cerrado del especialista. La cuestión se agrava si nos referimos a las llamadas corrientes de vanguardia. En este terreno la música ocupa uno de los últimos lugares -si no el último- en cuanto a comprensión popular. ¿Por qué? La terminología musical, el papel de cada uno de sus elementos, el porqué y el cómo de la música son materias que difícilmente se encuentran al alcance del oyente de modo asequible y preciso.

Tomado de: la introducción de William Schuman al libro, “como escuchar la música”, de Aaron Copland.

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