viernes, abril 12, 2013

¿Porqué escuchamos música?


Es lógico pensar que si la música resulta algo tan universal, que nos acompaña desde hace miles de años, es porque debe ejercer alguna función. No fue hasta mediados del siglo pasado que se comenzaron a dar explicaciones que son estrictamente científicas sobre el efecto de la música en el hombre. Dibner, Whitehead y Lidz descubrieron que un estilo musical ocasiona una respuesta emocional y que la música es un camino en el cual el individuo puede aliviar su tensión y frustración. Poch en 1999 establece el principio de compensación, según el cual todos buscamos en la música aquello de lo que carecemos en un momento determinado (inspiración, energía, serenidad, quietud…). Por consiguiente, elegimos en cada momento la pieza musical o el tipo de música que puede suplir nuestras carencias a través tanto de la audición como de la expresión instrumental, el canto o la danza.
En el año 2010, se publicó un estudio que identificó los seis factores fundamentales que hacen que la gente escuche música, son los siguientes:
Identidad personal. El tipo de música que nos gusta da información sobre aspectos de nosotros mismos. Incluso los géneros más amplios como el Rock, el Blues o la música Clásica. Al mismo tiempo, también nos descubrimos a nosotros mismos a través de la música; es posible crear y proyectar una imagen de nosotros mismos.
Gestionar el buen estado de ánimo. Cuando se está de buen humor, la música favorece la esperanza y el optimismo, incluso tras una mala experiencia. En un estudio publicado este mismo año, se dijo a los participantes que habían realizado mal una tarea. Aquellos a quienes se les puso música animada y positiva después, se mostraron más positivos y optimistas respecto al futuro que aquellos que esperaron en silencio.
Gestionar el bajo estado de ánimo. Otro de los motivos por los que escuchamos música es para lidiar con las emociones negativas. Cuando se está de bajón, puede resultar catárquico escuchar música triste y pesimista. De algún modo, ayuda a identificarse con el artista, reduciendo la sensación de soledad. La música se utiliza para aliviar tensiones, expresar sentimientos y evadirse de la rutina diaria. Diversos estudios han demostrado que la música donde predominan los ritmos lentos parece especialmente efectiva para relajar a personas de naturaleza introvertida, si bien no parece suceder lo mismo o al menos no resulta tan efectiva con gente de temperamento extrovertido. Según David Huron, de la escuela de música de la Universidad de Ohio, la gente que disfruta escuchando música triste lo que realmente está experimentando son los efectos de la prolactina, una hormona que el cuerpo libera cuando estamos tristes o depresivos, y que nos ayuda a sentirnos mejor.  La gente que no soporta escuchar música triste, según Huron, no segrega altos niveles de prolactina al escuchar este tipo de música, por lo tanto lo único que consigue es sentirse aún más triste, pero ni rastro de nada reconfortante.
Para aprender de los otros y el mundo. La gente escucha música por la forma en que esta describe y enseña el mundo. Cuenta historias y pensamientos de otra gente; muestra lugares y accesos a nuevas experiencias. La investigación al respecto resalta la importancia de la información que la música proporciona sobre nuestra personalidad, y cómo somos capaces de juzgar a otros sólo basándonos en sus canciones favoritas.
Relaciones interpersonales. Otro factor importante resultó ser la influencia de la música en el contexto social. La música es un tema de conversación, es una forma de establecer un contacto. La relación de la música con temas como el amor o la amistad es incuestionable. Es más, un estudio llevado a cabo en Francia demostró que la probabilidad de que una mujer accediera a una cita aumentaba casi el doble si sonaba música romántica (en concreto, Je l’aime à mourir, de Francis Cabrel) cuando se le preguntaba.
Diversión. Escuchamos música porque es divertido. Es algo que hacer cuando no hay nada que hacer. Sin embargo, un reciente estudio demuestra que es mejor no utilizar música de fondo cuando se está tratando de realizar una tarea complicada, especialmente, música triste: distrae y reduce la ejecución en tareas cognitivas estándar.

Fuente: jesusgonzalezfonseca.blogspot.com

El jazz fue primero sexo, luego baile y luego música


Como escribió Francis Scott Fitzgerald, "el jazz, en el camino hacia la respetabilidad, fue primero sexo, luego baile y luego música". Nacido de las "alcantarillas de la Historia", en las salas de espera de los burdeles de Nueva Orleáns arrancando el siglo XX, es hoy, al parecer, una forma respetada de cultura. Y ciertamente puede ser una historia ejemplar. Desde los esclavos, quienes crearon las primeras formas de esta música eran en muchos casos hijos o nietos de esclavos.
El encuentro del legado africano que habían mantenido los esclavos y sus descendientes con los instrumentos y la armonía europeos gestó una nueva música que cambió para siempre el oído del planeta. A su costado nacieron el Rythm & Blues y el Rock and Roll, que le sucedieron como música popular de la época, pues eso fue el jazz en los años dorados de las Big Bands. Y tantas formas de vida que hoy se consideran patrimonio del rock, "sexo, drogas y Rock and Roll", se dieron antes en el jazz y en el blues desde la máxima citada a tocar la guitarra con los dientes.
Se puede saber, también, que Bessie Smith, la "Emperatriz del blues", consumía alcohol, hombres y mujeres en tal medida que hacen de la Marianne Faithfull del "Swinging London" de los años 60 una modosita. También fue en su día compás de rebelión juvenil frente a la música que escuchaban los padres. En sus letras, en el blues y en el jazz vocal, hubo poco almíbar, sustituido por la llana expresión del deseo. A veces usaba un lenguaje para iniciados, pero éstos sabían que era de sexo de lo que se trataba. Así llegó la noticia a la BBC de que uno de los mayores pioneros del jazz, "Jelly Roll" Morton, podía contener en su apodo (rollito de mermelada) una explícita alusión genital, por lo que se dio instrucción de nombrarle siempre como "Jr Morton". Así lograron que sigamos repitiendo la historia de la auto-propaganda de míster Morton.
El jazz, que es hoy tierra común en los cinco continentes, ha sido, en su gestación, un verdadero acto afirmativo de los negros americanos. Verdaderos genios, hoy estudiados sin tregua por músicos y aficionados de todo el mundo, sufrieron una constante humillación. Cuando Billy Holiday era cantante de la orquesta (blanca) Artie Shaw, debía acceder por la puerta de servicio a los hoteles en los que era máxima estrella musical. Y arrestos y golpes llevaron a Thelonious Monk y Bud Powell a las cercanías de la locura. En la carretera Muchos recurrieron a la heroína como aislante frente a un mundo hostil. Y murieron muchos muy jóvenes: en la aguja, la vida en carretera, el continuo ir y venir mientras cada noche vuelve la auto exigencia de crear algo nuevo a una hora fija y en el camino.
En las últimas décadas, gran parte del jazz se ha repeinado y apretado el nudo de la corbata (y mayoritariamente alejado de la toxicomanía). Los muertos en el camino han causado una onda conciencia en los jóvenes músicos de las últimas generaciones: no más víctimas, no más muerte temprana, aunque sigue siendo el terreno de la búsqueda, de la libertad, de la sorpresa. Busca en sus oyentes, que han encontrado en el jazz un modelo cultural: improvisación, franqueza emocional, verdad.

Tomado de: elguijarroblanco.es
Foto: Bessie Smith

La tonada de María Márquez


María Márquez
Tonada
Adventure-Music Records
2013
Con estudios realizados en Berklee College of Music, de Boston, la venezolana María Márquez, ha ido desarrollando un concepto muy particular de trabajo al fundir expresiones musicales autóctonas con los más avanzados recursos técnicos y conceptos vanguardistas de música electrónica. Su vida profesional se ha desarrollado principalmente en Estados Unidos, país donde reside, pero sin abandonar el contacto con la tierra natal. Se ha paseado por los terrenos del jazz, la música brasilera, la electrónica y, como punto de partida para toda su labor, la música folklórica venezolana.
Y no es por mi indisimulada venezolanidad, adquirida por muchos años de vivir por en esa bendita tierra, sino por alabar la excelencia de una intérprete, una artista maravillosa, que mi entusiasmo aflora. Su actualidad y sentido vanguardista van de la mano con su capacidad vocal tan singular, por momentos como un "ronroneo" exótico - "La voz de María Márquez, es de una calmada sensualidad que se mete profundamente en el cuerpo y envuelve las canciones" (Anapapaya.com) - como con la elección del repertorio, los arreglos y la magnífica instrumentación lograda. Buen gusto y creatividad con mucha calidad por donde se lo mire. Además de los arreglos de María Márquez y la solvencia de los músicos ejecutantes, sobresale el trabajo de John Santos y Hernán Gamboa.
Y, el desafío es entonces, resumir en tres, de los once temas que ofrece su más reciente CD, el concepto general de la propuesta. Comienzo por señalar el tema N° 2 "Tonada" y que además da nombre el disco, el llano, su gente, la tradición, todo se asoma y nos toca en una versión tan singular como atrapante. Sigo con el track N° 6, "Comodín", de la autoría de María, un blues, cantado en inglés, como para remarcar la versatilidad y las querencias de la intérprete. Y, concluyo subrayando la pieza que lleva el N° 9, "Amazonas", las que nos lleva por la gracia de la voz de María y el aporte rítmico latino como interpretativo de su staff, a recorrer el sentimiento regional. Una joyita que hay que disfrutar. JR

Sencillez y complejidad


Hay diferentes maneras de disfrutar de las cosas (arte) puedes sumergirte en su mística y profundizar en el puro placer (que te acerca al uno) o puedes indagar en su complejidad y dar gusto a una manera de entender el mundo más pragmática (que te acerca al individuo)...
Una copa de un buen vino la puedes disfrutar en su profundidad con buena compañía de un amigo/a, en soledad disfrutando de un buen paisaje o incluso rememorando un recuerdo o un buen pensamiento... también puedes disfrutarla de la misma manera pero entrando en el análisis, es decir, tratando de separar los diferentes sabores, aromas y texturas que en él hay... es decir, como los buenos somelliers... "aroma de frambuesa, retrogusto de avellanas silvestres, color rubí con reflejos de amatista" y no sé cuantas cosas más se pueden llegar a contar acerca de un trago...
cuando escuchamos una música podemos hacerlo de maneras similares, es decir, sumergirte en el
sonido y conectarte con lo más elevado o profundo o darle vueltas a los mil y un sabores que alberga... así, en la que a mí me sale seguramente puedes encontrar algún acorde de una sinfonía de Tchaikovsky, algún metal de la banda de mi pueblo, un quejio del Tío Borrico o una frase de Oliver Nelson o de Jimmy Hendrix...
No creo que la sencillez o pureza y la complejidad estén reñidas, de hecho las dos son gozosas, yo personalmente me quedo con la compleja sencillez del disfrute de los sentidos que sin duda es el último fin de todo acto, aunque a veces el intelecto sienta la tentación de su disección y quiera saber mas y mas de aquello que le hace disfrutar tanto...

Fuente: Jorge Pardo (Jorge Pardo es un músico español de jazz, saxofonista tenor, soprano y flautista).

La Clave


La música latina está generalmente regida por un patrón rítmico llamado la clave.
Esta es una de las diferencias esenciales entre el jazz y la música latina. La clave es, literalmente, la llave del jazz latino dado que crea el efecto esencial de tensión y resolución que energiza esta música.
Este concepto de tensión y resolución es parte des todas las grandes obras de arte.
Una manera de crear tensión en la música es a través de la síncopa, la acentuación inesperada de ciertos pulsos yo la ausencia de ciertos acentos. La síncopa es como saltarse un paso o cambiar el paso a medio camino; el resultado es sorpresa y una sensación como de falta de equilibrio. En jazz, la síncopa ayuda a crear la tensión y resolución del swing. En el jazz latino ese efecto se crea, y se mantiene, con un patrón de dos compases llamado la clave. Como con la síncopa en el swing, la clave en la música afro-cubana impele la música hacia adelante, algo especialmente conducivo al baile.
La clave es un patrón de cinco beats que se extiende sobre dos compases. El primer compás enfatiza el beat uno, dos-y-medio y cuatro. El inesperado énfasis en los pulsos 2-y-medio y cuatro crea cierta tensión. El segundo compás acentúa los beats dos y tres.
Esta mitad de la clave cae exactamente en el beat, liberando la tensión creada y dándole a la música una sensación de solidez. Esta se llama la clave tres-dos. Cuando el pátrón empieza en el segundo compás, se llama la clave dos-tres.
En la mayoría del jazz latino, sobre todo él derivado de música afrocubana, debe haber un respeto saludable por la clave. Las melodías e improvisaciones deben funcionar dentro del patrón de clave.
Si la melodía del tema entra en conflicto con la clave (enfatiza por ejemplo el “downbeat” en la clave tres-dos o la síncopa en la dos-tres) la melodía debe ser ajustada.
Mientras existen variaciones de este patrón, una vez que uno aprende lo básico de la clave uno ha descubierto el secreto de todo el jazz latino.

Clarice Assad: Home


Clarice Assad
Home
Adventure-Music Records
2012
Con el lanzamiento de su tercer álbum en solitario, Clarice Assad nos presenta una visión de sus multifacéticos talentos como cantante, pianista, arreglista y compositor. La prensa ya ha empezado a notarlo y a alabarla. Classical Guitar Magazine dice que "ella tiene esa marca Assad, con un estilo de vuelo de dedos aplomados"; JazzTimes por su parte, no escatimó cpalabras al afirmar que "pocos pueden rivalizar con la amplitud de la profundidad del clan Assad tri-generacional", y el New York Times lo resumía simplemente todo con: "un cantante carismática".
Con Home, Clarice no oculta su admiración, influencias e inspiración por nombres que incluyen a Elis Regina, así como una buena muestra de compositores brasileños,
Home explora el terreno variado que Clarice Assad ha expuesto en su formación. Ella se atreve a poner su toque, su marca personal en varias "normas" establecidas en la música brasileña y se espera que de esta manera, atraiga a nuevos oyentes, los que de otro modo no hubieran oído hablar de esas canciones.
La propuesta de Clarice en Home (Casa, Hogar) la podríamos resumir, no sin dificultad, en estos tres exponentes del disco. El track N° 1, "For Elis", un mix de tres piezas, clásicas del repertorio brasileño y particularmente de quien la Assad no desmiente su influencia: Elis Regina. Luego la pieza numerada como 6, "Dora" con un especial encanto en la voz y ejecución de Clarice y, cierro con el tema N° 8, "Acuarela do Brasil", una particular versión del clásico que, en su interpretación adquiere un dramatismo y un clima (pianístico) inusual pero, muy bien logrado. JR

El Jazz, y las Nuevas Tendencias

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