La música latina está generalmente regida por un
patrón rítmico llamado la clave.
Esta es una de las diferencias esenciales entre
el jazz y la música latina. La clave es, literalmente, la llave del jazz latino
dado que crea el efecto esencial de tensión y resolución que energiza esta
música.
Este concepto de tensión y resolución es parte
des todas las grandes obras de arte.
Una manera de crear tensión en la música es a
través de la síncopa, la acentuación inesperada de ciertos pulsos yo la
ausencia de ciertos acentos. La síncopa es como saltarse un paso o cambiar el
paso a medio camino; el resultado es sorpresa y una sensación como de falta de
equilibrio. En jazz, la síncopa ayuda a crear la tensión y resolución del swing.
En el jazz latino ese efecto se crea, y se mantiene, con un patrón de dos
compases llamado la clave. Como con la síncopa en el swing, la clave en la
música afro-cubana impele la música hacia adelante, algo especialmente
conducivo al baile.
La clave es un patrón de cinco beats que se
extiende sobre dos compases. El primer compás enfatiza el beat uno, dos-y-medio
y cuatro. El inesperado énfasis en los pulsos 2-y-medio y cuatro crea cierta
tensión. El segundo compás acentúa los beats dos y tres.
Esta mitad de la clave cae exactamente en el beat,
liberando la tensión creada y dándole a la música una sensación de solidez.
Esta se llama la clave tres-dos. Cuando el pátrón empieza en el segundo compás, se
llama la clave dos-tres.
En la mayoría del jazz latino, sobre todo él
derivado de música afrocubana, debe haber un respeto saludable por la clave.
Las melodías e improvisaciones deben funcionar dentro del patrón de clave.
Si la melodía del tema entra en conflicto con
la clave (enfatiza por ejemplo el “downbeat” en la clave tres-dos o la síncopa
en la dos-tres) la melodía debe ser ajustada.
Mientras existen variaciones de este patrón,
una vez que uno aprende lo básico de la clave uno ha descubierto el secreto de
todo el jazz latino.
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