Tomándome un tiempo para caminar por esta ciudad – que nos permite hacerlo como pocas – me di a la tarea de recorrer en actitud contemplativa y hasta condescendiente, distintos paseos, lugares, centros comerciales, shoppings, en general reparando en los comercios, en las vidrieras, observando a la gente. Así anduve ocupándome en ver y evaluar lo que ofrecían, zapaterías, tiendas de ropa masculina, de ropa femenina, librerías, disquerías y numerosos etcéteras. La ofertas eran muchas pero, la diversidad en sí misma, poca. Lo mismo pude constatar cuando ocupé buen tiempo – sentado y tratando de congraciarme con un café poco parecido a un café – prestando atención a las personas en su ir y venir por el lugar viendo su comportamiento, especialmente en los jóvenes, su vestimenta y la actitud de su cotidianeidad. Lo que empezó como una duda, terminó como una desagradable certeza. Lo bizarro que puede ser el mundo cuando falta creatividad y buen gusto. El mal gusto está de moda, no hay nada que hacer…la chismografía de los medios de comunicación, en ese culto a la estupidez y a la figura ideal...que nos cambió lo feo por lo deseable, que le puso precio a cada acción humana...es demasiado malo como para ignorarlo. La calidad ya no es una necesidad.
Es la subjetividad del buen y el mal gusto. Lo que para unos es bueno, para otros no puede serlo tanto y nunca nadie podrá ser conocedor de la absoluta calidad o ausencia de calidad de un producto, por mucho que sea seguido por la masa.
"...El gusto fino y seguro, por regla general, consiste en la percepción rápida de una belleza entre muchos defectos y de un defecto entre muchas bellezas..." (Voltaire)
"El buen gusto, entendido desde la Ilustración como una sensibilidad que integraba al ciudadano a la sociedad burguesa, era un proceso de adaptación y de control desde lo establecido, un acto civilizatorio. Al entrar en confrontación con el gusto masivo, éste último des-realiza una concepción de mundo y, más aún, se opone a la noción de ciudadano culto con mayoría de edad y autoconsciente". (Carlos Fajardo Fajardo)
El gusto es uno de los cinco sentidos que posee el hombre y está localizado en la lengua; tiene por objeto el sabor. En sentido metafórico o traslaticio se emplea la palabra gusto para indicar el aprecio que nos merecen las personas, los escritos, las obras de arte, etc. Por eso se habla del gusto en sentido subjetivo para referirnos al gusto de las personas y, en sentido objetivo, para indicar el mucho o poco gusto con que han sido hechas algunas cosas.
La capacidad estimativa es subjetiva y tiene alcance estético y moral. Por eso se dice de los actos morales que agradan o que repugnan, de la misma manera que agrada o desagrada un cuadro aunque sea por distinto motivo.
Será que cuando se vienen tiempos malos para la industria, baja la calidad, baja el buen gusto, baja todo y al parecer eso está pasando ahora?
Será que estamos en decadencia y habrá que ir hundiéndose hasta tocar fondo para, desde allí, en un esfuerzo supremo como necesario, tomar el impulso que nos lleve de nuevo a la superficie, el impulso que nos saque a flote? JR
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