El ambiente, el entorno tiene mucho que ver en la formación de las personas.
Max Segen, este niño, de apenas 2 añitos, en la falda de su padre y en la compañía de amigos, muestra una capacidad, un oído rítmico excepcional. En determinado momento se le cae una de las baquetas y, es fantástico apreciar la actitud musical que tiene, al esperar llegar a el tiempo exacto para entrar.
El acercamiento a nuevas propuestas nace de esta globalidad, que adquiere su localismo o proyección planetaria, en una actitud de apertura permanente a aquello que resuena y trasciende. La música es un ejemplo audible, junto con el lenguaje, de solidaridad colectiva y de ascendencia común.
miércoles, octubre 17, 2007
El futuro, ahora...
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