Al tiempo que se suprimen fronteras físicas surgen con más fuerza otras barreras mentales. Junto a un proceso de homogeinización, se produce otro de fragmentación del mundo. En un mundo en el que "la diversidad no está sólo en tierras lejanas sino aquí mismo", como dice el antropólogo argentino Néstor García Canclini.
En nuestros días "ser, es estar conectado". Con ello se pierde capital social de un tipo determinado (contacto directo físico) y se gana de otro (contacto virtual).
Como afirma Sinezine en su blog, "esto, da para una esencial interrogante: esta cantidad de mezclas son producto de la globalización, la tecnología y la infinidad de posibilidades de escuchar música de distintas partes sin la necesidad de mover ni un pelo de nuestras pestañas. Entonces, ¿esto es positivo, o de alguna manera poco a poco las verdaderas tradiciones musicales de cada región se están perdiendo con el pasar del tiempo?
Es realmente positivo que estemos viviendo en un mundo donde todas las ventanas estén abiertas, y que las armonías sean totalmente visibles para la gente que se interese por ellas, por lo tanto, esto fomenta la amplitud musical a la que puedan llegar los oyentes o los compositores".
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