En 1955 la American Musicological Society definió
la musicología como “un campo de conocimiento que tiene por objeto la
investigación del arte musical en tanto fenómeno físico, psicológico, estético
y cultural”. Se trata del estudio académico de la música no en su aspecto
práctico, como puede ser la interpretación o la composición, sino en una dimensión
teórica y discursiva. En realidad la musicología no es una disciplina, sino una
constelación de métodos, tradiciones y prácticas de investigación sumamente
diversas. Las diferentes musicologías pueden anclar sus principios
metodológicos en la esfera epistemológica de las humanidades o en las
metodologías de las ciencias experimentales. El único denominador común de
todas las musicologías es su interés por la música.
La musicología es simultáneamente una actividad
académica (científica y/o humanística), una actividad musical en sí misma (una
aproximación a la música como diría el musicólogo cubano Argeliers León) y una
praxis sociocultural. En efecto, la música más que una simple colección de
objetos sonoros, es una compleja articulación de conductas, producciones sonoro-simbólicas,
experiencias subjetivas, protocolos de intercambio interpersonal, así como un
vasto retículo de relaciones sociales en el seno de una cultura determinada. La
música es, a un tiempo, fracción y soporte de partes sustanciales del tejido
sociocultural que habitamos. De este modo, la actividad musicológica, al
describir algún aspecto del complejo musical, termina por intervenir, de un
modo u otro, en la misma realidad sociocultural que vive y estudia. En este
sentido, la o el musicólogo debe concebirse como un agente social que colabora
activamente en la transformación de su entorno.
Fuente: Esmuc: Escuela superior de música de
Catalunya
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