Como producto social quedará determinada por el contexto. De esta manera, condiciona el gusto en función del escenario social en el que tiene lugar, a partir de los procesos de interacción producidos en su seno y teniendo en cuenta los condicionantes sociales de cada uno de los actores que participan de estas interacciones. De ahí que la relación música – público y cultura constituye un hecho social innegable, que tiene como finalidad la creación por y para grupos de personas que asumen distintos papeles sociales en su relación con esta. Los públicos en muchos de los casos se hayan mediados por el gusto musical que se condiciona socialmente y alrededor de este se forman frecuentemente grupos sociales definidos en torno a las características que los identifican. En palabras de Pierre Bourdieu, se puede decir que la música actual es la manifestación de la extensión y la universalidad de la cultura.
La música está vinculada a la realidad social. Esta última es construida socialmente y en su conformación participan todas las construcciones simbólicas que se constituyen en símbolos, signos y significados a partir de los roles que se le asigna a cada cual. La realidad está auto organizada, no es un acto individual, se forma de manera colectiva. Los sujetos o segmentos grupales se (re)distribuyen en el campo social según el capital que poseen y las relaciones simbólicas que establecen en función de ese capital cultural. Las relaciones simbólicas son vistas como los modos individuales de usar y consumir bienes.
Los espacios y, con ellos, los elementos que lo condensan, permiten la conformación o no de relaciones sociales de inclusión, exclusión, jerarquías, estatus y referentes de identidad o distinción grupal. Estas relaciones en muchos de los casos son susceptibles de operar con una economía bien remunerada que manifiesta diferencias en las relaciones sociales. Las relaciones en torno al jazz se encuentran en correspondencia con el espacio; en los clubes generalmente se impone el consumo por encima del disfrute, mientras que en el resto de los espacios las relaciones se elaboran en torno al gusto, al conocimiento, al disfrute, lo formativo en cuanto al género.
El ambiente sociocultural de los espacios de consumo de presentaciones de jazz en vivo se construye a partir de procesos de apropiación y recepción que realizan los sujetos que acceden a ellos.
El consumo de estos espacios se fundamenta sobre la base del gusto por el jazz como expresión cultural y musical. El gusto por el jazz es el agente a través del cual los sujetos se sociabilizan, interaccionan, consumen las representaciones que de estos espacios se hacen. Las interacciones e intercambios que se realizan se convierten en simbólicos y se ponen en práctica durante el surgimiento de las relaciones -grupales o sociales-, y son resultado de la construcción de sentidos en los cuales hacen visibles sus rasgos diferenciadores a partir de su constitución como grupo.
Referencia: Rosilín Bayona Mojena / Cuba
Foto: Las manos de Miles / Luisa Fuster
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