La Patilla
Cacao Music
"La patilla es más cercana al jazz que cualquier otra cosa, con la venezolanidad que siempre he puesto en mi trabajo".
Actualmente residenciado en Nueva York -aunque no puede evitar aterrizar en su país cada vez que puede-, Aquiles Báez está centrado y dedicado a sus proyectos musicales, lo cual ha hecho que la docencia en Berklee haya quedado por fuera. Pero sí considera apoyar los proyectos de la emergente generación de músicos: "Creo mucho en lo que está pasando con los jóvenes. Hay que darles más apoyo, hay todavía mucho trecho por recorrer.
(...) Hemos crecido adoctrinados por modelos que ideológicamente no nos representan, razón por lo cual, a la hora de definirme como creador, ha habido problemas con los adjetivos que me deben calificar. Para los jazzistas, he sido muy folklórico; para los folklóricos, puedo ser muy académico; para los académicos, soy muy popular y, para los populares, soy muy académico. Somos el resultado de un concepto mestizo y sin tantas etiquetas; por eso pienso que mi música es tan ecléctica com el paisaje y pertenece a un espacio que no es lineal, sino fractal.
(...) Por eso, lo que quiero expresar con mi música no puede ser algo con concepto occidental, lineal, concreto, cuadrado. El hecho de que le ponga a este disco el nombre de La patilla, en venezolano - "la sandía" para otros, incluso melón de agua o watermelon para los que hablan spanglish - es algo supertropical, de colores fuertes y de sabores fuertes. Aquiles Báez, en el librillo de presentación del disco.
La Patilla. En este caso, como pocos, se da el "caso" de que el padre de la criatura describe a su “criatura” sin adornos, sin exageraciones o idealizaciones sino que, con muchísimo cariño, como cualquiera puede comprobarlo (con solo escuchar las primeras notas de cualquier tema de cualquiera de sus 12 pistas) describe su trabajo tal y como es, tal y como está hecho, con una marcada calidad compositiva, interpretativa y no exento de un rigor arreglístico instrumental que se percibe inmediatamente, no solo por quienes tienen seguramente el gusto de acompañarlo, tanto como por la excelencia profesional que los avala. Anat Cohén, Pablo Gil, Roberto Koch, Alexander Livinalli, Adolfo Herrera, Huáscar Barradas, Wilmer Montilla, Diego Álvarez y Gerardo Rosales. Cada persona, cada instrumento, en su justo lugar.
Eso hace que, además de que cada tema, en la medida que lo vamos escuchando es un recorrido por distintos paisajes, a veces conocido, a veces intuido, en otras, en la evocación de aromas y sabores particulares que nos reconforta y, nos permite decía, regodearnos, con el aporte sonoro-instrumental de un súper equipo de artistas. Un trabajo bien "redondeado", contundente, sabroso y refrescante. Difícil la tarea (intransferible) que imprudentemente me he impuesto al pretender señalar o destacar algunos temas, por ejemplo de esta propuesta. De entrada aparece "A San Benito", luego podría ser "Buscando caimán en boca e' caño" y "Goajira".
Por cierto, mención aparte y especial para la presentación gráfica y física del CD, extraordinaria, siguiendo el estilo y formato adoptado por el sello Cacao Music.
Aquiles Báez ha realizado 8 producciones discográficas bajo su nombre, además del disco Luna, con el flautista Marco Granados; La canción venezolana, con el tenor Aquiles Machado y Contemporary America: another center, grabado en Brasil.
En el concierto realizado en "Espacio Guambia", en Montevideo el 9 de Septiembre ppddo, invitado por la Embajada de Venezuela en Uruguay, interpretó obras de su autoría y tocó el cuatro venezolano -instrumento con el cual se inició en su aventura musical- y, luego de los bises, cerveza, vino y empanadas vinieron a complementar la tertulia y, el grato momento del brindis por la música y la amistad. JR
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