martes, marzo 31, 2009

Marc Perrenoud Trío: la exploración conceptual.

El joven pianista suizo Marc Perrenoud presentó un repertorio de standards y temas propios, los cuales - en el mismo orden, creo - conforman su último disco, “Logo”. Acompañado por el baterista Ciryil Regamey y el contrabajista Marco Müller.
Con unos "kilitos" más, que cuando se hicieron las fotos de sus promociones pero, sin duda, con el mismo talento y energía...tradujo su concepto musical con contrapuntos, dialogos, evocación y fuerza, propios además de su juventud y ganas de hacer y mostrar su arte.
Sin dudas, gran parte de la efectividad musical de Perrenaud, se apoya en sus compañeros. Cyril Regamey, nacido en Lausana, Suiza, obtuvo, en 1999, el diploma de Profesor en la Academia de Lausana y en 2002, en la misma institución, el primer premio al virtuosismo, ha participado en la grabación de más de veinte discos. Marco Müller, nacido en Friburgo (Alemania) obtuvo su diploma de intérprete de contrabajo el la Escuela Suiza de Jazz de Berna. Participante de diversos proyectos, a transitado los escenarios de Suiza, Alemania y Austria.
La fórmula de "forma musical" de Marc Perrenoud, perfectamente desarrollada por el trío - con emotivos momentos donde la escuela y tradición musical pianística europea, lo barroco, se apoderaba del intérprete entregado a su composición - daba inicio con el despliegue de sonidos para introducirnos en clima y ambiente para ir "in crescendo" cual cinematográfica sucesión de imágenes, de situaciones, en la evocación, apoyada en las melodías, el ritmo y la fuerza (como colorido y energía) generadas.
Así, pudimos disfrutar de un tema singular como "Logoglace", donde se ponen de manifiesto todos los postulados de Perrenoud, yendo de un clásico europeo, al barroco, para arribar al free jazz más actual.
El "mecanismo neuronal" de este método - muy empleado, por otra parte - puede explicarse diciendo que, una buena canción es la que nos sorprende. Es lo que denominamos expectativa musical. La melodía es mejor cuanto menos esperada sea la nota siguiente. En el sentido - como explica Patrik Nils Juslin - que, cuanto menos previsible sean la estructura y las diversas partes de la melodía, más emoción logra suscitar en nosotros. Es decir, si escuchas una escala ascendente, esperas una nota ascendente también, pero, de repente, el compositor te sorprende con una tonalidad grave inesperada: ahí está la emoción y, por ende, la calidad musical.
Esta "licencia tecnico-literaria" o salvedad, que me tomo la libertad de incluir, es para explicar porque el concierto tuvo dos picos altísmos de calidad y emotividad entre otros donde, la atención se diluía un poco en la reiteración de la fórmula con destellos que, de por si, justificaban el buen nivel creativo en el escenario.
La propuesta de Perrenoud, moderno en su estructura básica, en las armonías, de permanente actualización produce espacios, silencios que, son aprovechados inteligentemente para enfatizar las preguntas y respuestas rítmicas, el dialogo por parte de Müller y Regamey. Nunca perdieron el contacto entre ellos y eso se notó, además de dejar bien claro el perfecto ensamble que tienen, como se conocen e interactuan, desarrollando en la improvisación el espíritu esencial del jazz.
De esta supuesta complejidad compositiva-interpretativa, pasan a casi las antípodas cuando en los bises, al final, igual que en el disco, lo imprevisto eleva la empatía con el público - y muestra lo dúctil y versátil - lo amplio del vocabulario musical, de estos jóvenes profesionales con "Tu, la noche y la música" un parafraseo muy bien logrado de un "bolero danzón".
Creo que Marc Perrenaud, el trío y su música, colmaron las expectativas generadas, con un concierto sin fisuras, arriesgado pero, concreto. Reconforta saber, y ver, que las nuevas generaciones - para ejemplo y referencia, espero - muestran un compromiso y una entrega formidables.
Fue un muy buen comienzo de temporada, un saludable abrebocas el ofrecido por parte del Jazz Tour en su oferta para este 2009. Totalmente positivo. Por otra parte, este primer concierto del año en la Sala Zitarrosa, sirvió , para el encuentro y el reencuentro. Con colegas - apóstoles - en este a veces, eremita sendero, como el caso de Yuyazz, notar la falta del inefable Enrique (esperemos esté lo bien que deseamos) y, para poder compartir al menos cinco minutos para el diálogo y el abrazo fraterno con luchadores como Horacio Vargas, director del sello argentino BlueArt, responsable del lanzamiento en la región - bajo licencia del sello alemán Neuklang - del disco de Perrenaud titulado: "Logo".
Con todos estos detalles como corolario, sin duda, fue una noche satisfactoria.
Para Marc Perrenoud, del 1 al 10, mi puntaje es 10.

Foto: JC Hernández

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