viernes, junio 17, 2011

Sonidos de la Música

Sabemos de melodías, envueltas o no en complejas armonías, que enjugan amargas realidades. Esas gratas sonoridades son más una necesidad básica que un fenómeno pernicioso –como, creo recordar, consideraba Goethe– que obceca la razón e impide el desarrollo de otras tareas. Si bien la música de consumo que atruena a todas horas, mecánica e intranscendente, se hace torturadora y despreciable, aquella libremente elegida y dosificada supone un hálito vivificador y un estímulo para nuestras mentes.
Las múltiples sonoridades pertenecen al mundo común de la música, sin calificativos añadidos. Una división simple de la Ars sonora llevaría a calificarla coma buena o mala, bajo criterios técnicos objetivos. Pero la diversidad obliga a hacer diferencias según concepciones estéticas, sin que sea necesario realizar múltiples y confusas parcelaciones. En este sentido, el gran virtuoso de la guitarra portuguesa Carlos Paredes, en su faceta musicológica, consideraba la división de la música en tres clases: Erudita, Popular y Ligera.
La música Erudita o culta coincidiría con la extendida denominación, en el mundo occidental, de Clásica. La Popular sería la de raíz, rural, de autor generalmente desconocido, es decir Tradicional o Folk (Étnica, si queremos, o incluso englobada en el término anglosajón de “World Music”). Finalmente, la Ligera, sin ningún matiz peyorativo, sería la Urbana, bien difundida por los medios y principal fuente de negocio. Esta última abarcaría el Pop, el Rock y demás músicas urbanas expandidas especialmente desde la segunda mitad del siglo XX.
Pero ¿dónde meteríamos el Jazz, verdadera revolución musical del pasado siglo? Este emocionante lenguaje (¡su magnetismo alcanzó a músicos clásicos!), basado en un tratamiento original del material sonoro resultante de la introducción de elementos africanos en la música culta americana de herencia europea –expresión de una tradición negra a través de los medios que el blanco le proporcionó–, rompió moldes y transgredió las reglas que encorsetaban la creación académica. Por ello el Jazz, cuya esencia es la improvisación, el desarrollo de variaciones melódicas y el ritmo, tiene entidad propia.
Entonces, podríamos concluir con esta sencilla y práctica división de la música: Clásica, Tradicional, Urbana, Jazz. Cuatro grupos que no impiden subdivisiones; la clásica, por ejemplo, podemos subdividirla según épocas y géneros: antigua, renacentista, barroca, romántica, contemporánea, camerística, pianística, sinfónica, vocal, etc. Con todo, hoy en día se experimenta con las combinaciones más extrañas y se habla abiertamente de “fusión”; un término, rechazado por los puristas, que pretende la unión manteniendo un equilibrio.
Dejemos aquí la anecdótica fusión… para evitar la confusión. Quedémonos con el arte resultante de la armonización de sonoridades.

Fuente: José Manuel Brea / medymel.blogspot.com

El arte y la cultura

Si de algo podemos estar seguros es del constante y continuo cambio de todas las cosas. El cambio puede ser en muchos sentidos; pero no necesariamente hacia una mejora o excelencia. Es curioso notar que hasta la naturaleza en su evolución camina siempre hacia una mayor complejidad. Como no podía ser menos, esta mudanza afecta naturalmente a las actividades culturales.
Se ha trivializado y banalizado el arte y se ha convertido en algo sin consistencia, sujeto a la frivolidad de la moda. ¿Qué va a quedar, como muestra para el futuro, de las actuales creaciones? Nos deprime contemplar unos museos de arte contemporáneo cuajados de objetos inanes, absurdos, muestrarios de verdaderas naderías, exaltando el feísmo y lo horrendo. Pura banalidad.
Creador, Cultura: dos palabras talismán. Hoy, en cambio, parece imperar lo grotesco, el feísmo y la invención de cosas nuevas aunque sean banales e intrascendentes.
¡Ah!, pero es la Cultura
Por mucho que este estado se quiera atribuir a los cambios y exigencias de la sociedad actual, la esencia del hombre, con sus virtudes, sus miserias y sus necesidades, es la misma que en tiempos de las cavernas. Por ejemplo: siempre se seguirá oyendo a Mozart y a Bach. En cambio muchas experiencias que parecían definitivos hallazgos en música, desde el dodecafonismo y el atonalismo hasta nuestros días, ya nos han dejado de interesar.
¿Tenemos posibilidad de elección en el mundo de hoy? ¿Estamos seguros de ser libres para escoger en una sociedad dominada por los poderosos medios y las técnicas de manipulación? ¿Puede alguien sentirse seguro de no estar manipulado? Publicidad y propaganda, dos poderosos resortes que, junto a los medios de difusión en manos de unos pocos, deciden lo que las masas deben pensar. Con tal presión bien difícil es ser uno mismo y tener independencia de criterio.
Es difícil comprender el comportamiento de estos grupos no muy numerosos, afortunadamente, pero que hacen mucho ruido con sus vitriólicos argumentos. Se caracterizan por su aversión a todo lo excelente, bien sea en política, en arte o en cualquier otra manifestación. Para los integrantes de estos grupos su mayor felicidad consiste en desmantelar o, simplemente, destruir todo lo que es noble.
Son los que se apuntan a un relativismo cultural que defiende que todas las culturas son iguales. Para ellos tiene igual valor una canción de verano que un aria de ópera, un graffiti, que el techo de la Capilla Sixtina. Según Alexis de Tocqueville, para conseguir una mayor igualdad habría que pagar el precio de la mediocridad y de la pereza intelectual y espiritual.

Fuente: allonca.com

En la imaginación de Silvia y Javier

Silvia Pérez Cruz y Javier Colina Trío
En la imaginación
Producciones ContraBaix
2011
Javier Colina tuvo la oportunidad de escuchar a Silvia ya hace unos años en una visita a Cataluña, del Colina Miralta Sambeat CMS Trio. Ese día Javier empezó a imaginar un repertorio para acompañar la delicada y preciosa voz de Silvia Pérez Cruz. La admiración y respeto por Javier Colina por parte de Silvia viene de muy largo, les une la pasión por las músicas, ritmos y canciones cubanas y latinas en parte del lenguaje jazzístico.
Han mantenido el contacto durante todo este tiempo, incluso han podido compartir alguna colaboración en el escenario y en un disco. Y ya hace un tiempo que persiguen poder sacar adelante un proyecto juntos con el material que les une, clásicos de la canción cubana, música de ritmos latinos, con letras llenas de sentimientos, muchas de ellas oscuras, desgarradas, de amor y de desamor. Por fin sus agendas, implicadas en muchos otros proyectos, han permitido que el proyecto vea la luz, ya partir de ahora podremos disfrutar de esta gran propuesta.
Silvia Pérez Cruz, voz; Javier Colina, contrabajo; Marc Miralta, batería; Albert Sanz, piano y la colaboración del gran saxofonista Perico Sambeat.
Hay que decirlo. Cuando se juntan dos sensibilidades, una con su voz, la otra con su magnífico decir al contrabajo y, éstas, se unen a un seleccionado repertorio donde se pueden lucir a gusto por los matices, por el fraseo de Silvia, por la experiencia y la solvencia de Javier en géneros de las músicas de ida y vuelta, no puede sino resultar en una propuesta de altísima calidad y emotividad interpretativa y musical, donde por si acaso, está el invalorable aporte de Marc Miralta, Albert Sanz y Sambeat…viejos conocidos que, con apenas una mirada, dan el giro, el color necesario y el clima requerido. Todos son uno y, a la vez, cada uno sobresale pero, en absoluto interfieren y, por el contrario hacen de cada arreglo de Colina, una revisión muy personal, de clásicos donde nada falta ni sobra. Este es un disco de esos que, uno debe tener y tener siempre a la mano…suave, exquisito, delicado…un placer. Pues bien, ahora voy a resumir todo lo anterior en solo 3 temas - de los 10 que propone el CD - (nada sencillo…) y señalo el primer surco, “Debí llorar”, donde podemos intuir la excelencia de todo lo que viene, con la voz de Silvia, aterciopelada, sentida y, el soberbio solo de Colina en el contrabajo. Sin dudar destaco el track Nº 4, “Belen”, en una versión y arreglo impecable y lucido. Termino con la pieza que lleva el Nº 9 “Si te contara”, intimista y veraz el fraseo de Silvia, arropada por el perfecto timing y ritmo de sus compañeros, que contribuyen con sus solos, a un todo irreprochable. (JR)

Referencias: produccionscontrabaix.com

Analógico o Digital

En general, por analógica se entiende cualquier información que retiene el carácter continuo de la señal: el movimiento de la aguja de un tocadiscos, el voltaje que existe en el enchufe de unos auriculares en un equipo de música, las ondas de radio o la velocidad del viento a lo largo de un día. Tiempo o espacio continuo, señal continua. Es decir, señal material y por tanto de infinita precisión. Por el contrario, lo digital presupone un tiempo o espacio fragmentado, discretizado, y una señal expresada mediante números con unas pocas cifras decimales; es decir, números con precisión finita. Cualquier aparato digital tiene finalmente que traducir sus listas de números, sus señales digitales, a un voltaje, un movimiento en la membrana de un altavoz, o un punto de luz en una pantalla. Por tanto tiene que convertir la señal digital en analógica. Un CD de música no contiene el dibujo de las ondas sonoras, sino solamente números que pueden considerarse instrucciones para que el reproductor genere el sonido correspondiente.
En cualquier caso, un aparato digital es aquél que opera con señales digitales y no analógicas, aunque finalmente tenga que realizar la conversión. Un aparato analógico, sin embargo, opera constantemente con señales analógicas. En otras palabras, es cierto que en toda conversión de algo analógico o material a una señal digital, se pierde información sin importar lo precisa que podamos realizar la conversión. Esto es así porque la información analógica es infinita y la digital no lo es. El CD es un registro numérico, una lista de números, y su manipulación no consiste más que en hacer sumas, restas y multiplicaciones con los números de la lista.

Agustín Strizzi: la voluntad musical

Agustín Strizzi Grupo
Will
Clinical Archives
2011
La palabra Will, comprende en toda su extensión el espíritu de este disco.
Significados de Will:
1- Conjugación del verbo “Wollen” (Alemán) que significa querer. El Presente Indicativo del verbo es “Ich will”, “Yo quiero”.
2- En inglés, al agregar will, convertimos en futuro al verbo que le sigue.
3- Will se utiliza también para hablar sobre la determinación o la voluntad.
Este disco trata sobre la voluntad musical de una persona. Una búsqueda por los senderos de uno mismo...donde, curiosamente, nunca se encuentra solo.
Este disco es posible - nos cuenta Agustín Strizzi - gracias al “Willpower” de cada uno de estos grandes músicos, y mejores amigos:
Pablo Etcheverry - Guitarra de Nylon (234567) y Eléctrica (1)
Pablo Elorza - Contrabajo (34678), Bajo (1) y Fretless (2)
Santiago Kurchan - Flauta Traversa (1246) y Saxo Soprano (5)
Javier Zacharías - Saxo Tenor (147)
Agustina Kuntze - Flauta Traversa (358)
Mariana Rivaya - Viola (358)
Tomas Pereyra Lucena - Cello (358)
Alejándose un poco de sus anteriores trabajos y producciones, particularmente las de Gepel, Strizzi parece mirar desde otra perspectiva, desde otro punto de vista, el universo musical que se despliega en su cabeza, en su entorno.
Claro está que, cuando uno se aleja de un punto, se acerca a otros y, se pierde de vista igualmente de terceros. No está mal, experimentar con otras opciones, especialmente si son posibles y viables. En eso consiste la búsqueda. En ese cerrar puertas es que se abren otras.
Como quiera que sea, felizmente en la nueva propuesta de Agustín Strizzi, ahora con su grupo, coqueteando con sonidos más reconocibles en el llamado, nu-jazz o, particularmente en el free-jazz, no deja de tener ese saborcito local, de barrio…tango, candombe y tradición…a su manera expuestos claro está. Interesante como importante el camino que aborda Agustín…vamos a ver a donde lo lleva, a donde se dirige.
Abrevio en 3 temas, la oferta de Will. De entrada, por lo significativo del título además, incluyo el track Nº 1 “El dueño de las mentiras”, parafraseando a tantos que se sienten amos de la verdad. Todo es relativo. Luego me inclino por el corte Nº 5 “Quedes”, con una interesante policromía rítmica y sonora y, concluyo con la pista 7 “Xac”, Variaciones y vericuetos sonoros -fugas - con aires, apenas, evocación de las raíces. (JR

El Jazz, y las Nuevas Tendencias

EN CLAVE DE JAZZ-Radio
La diversidad de las músicas americanas, el "Sincretismo Musical" su fusión y mezcla con la libertad que provee el manejo de los elementos y conceptos del jazz contemporáneo.

Como siempre, desde REPÚBLICA DOMINICANA,
por Quisqueya FM 96.1
Al mundo, en simultáneo a través de Internet:
http://www.certvdominicana.com
naturalmente también en:
Domingos: de 12:00 m., a 2:00 pm.

REALIZADO EN URUGUAY En Clave de Jazz-Radio, "El Jazz, y la Nuevas Tendencias", se emite localmente desde Maldonado en Uruguay
por Magoya 90.5 FM.
Sábados, de 19:00 a 21:00 horas.

(Edición de de archivo, pero actual, a la derecha de su pantalla)

El Web-Magazine

Un recorrido por el Jazz local, regional, latinoamericano y mundial