jueves, mayo 07, 2009

Billy Cobham: musicalidad y arte.

El Teatro Plaza y su gran escenario se pusieron a tono con las circunstancias. La noche fresca de otoño, invitaba. Afuera, en los alrededores de la Plaza Cagancha, sobre la hora de comienzo, por un lado, una filmación apuraba el fin de la jornada y, por otro lado, la campaña política de este año electoral, sostenía un bullicioso – y digno de un relato de García Márquez – acto proselitista...Adentro, en la sala…Billy Cobham.
Billy Cobham, fue uno de los primeros bateristas que supo conjugar los ritmos del rock con la polirritmia del jazz, fundando así, junto a Tony Williams y Jack DeJohnette, un estilo nuevo en la batería de jazz que tiene muchos adeptos. Cobham es, para algunos, quizás el más técnico de los bateristas contemporáneos.La aparición de la batería está directamente relacionada con la aparición del Jazz, aunque con las diferencias tecnológicas que existían a principios de siglo pasado. En los años 70' aparece el estilo "Jazz Rock Fusión" revelando una nueva raza de bateristas absolutamente virtuosos. No hay dudas que Billy Cobham, como pocos, cultiva lo esencial al momento de sentarse a tocar, la técnica, el “grooving” (en términos musicales, groove significa tocar en el tiempo y pulso correctos. Cuando hablamos de groove nos referimos a un tipo de base rítmica) y la naturalidad, o sea, hace muy simple algo que parece bien difícil. Cobham, con su ya típico pañuelo en la cabeza, en la frente – al mejor estilo oriental – nos deja ver a un artista que, más allá de su cerebro y manos, en el sonido de su instrumento, siempre fue muy peculiar....y sigue así. Tambores con afinaciones bien bajas y ese sonido – siempre con los pinstripe (parches) de los tom tom (tambores) pesados, profundos para una de las tantas y personalísimas visiones y versiones diferentes del groove, entre los bateristas considerados modernos. Realmente su "kit" (o set) de batería tiene una conformación totalmente atípica, y muy, pero muy personal, lo que redunda evidentemente en ese “color” y personalidad de su toque. En resumen de lo conocido y por lo escuchado lo que define el estilo de Cobham y su propuesta es la inmensa musicalidad que logra con su instrumento.
Con esta musicalidad Cobham se inclina indudablemente hacia el estilo de fusión del jazz, mezclando elementos del rock, el soul y el funk con un color afro-latino, Caribe, que siempre está presente. Cobham no sólo descargó virtuosismo en parches y platos, sino también mucha habilidad e inteligencia para enhebrar lenguajes, estilos muy diferentes sin perder su personalidad interpretativa. Billy Cobham estuvo correctísimamente acompañado por Christophe Cravero (teclados y violín), Jean-Marie Ecay (guitarra), Fifi Chayeb (bajo) y Marco Lobo (percusión), quienes aportaron su arte, su creatividad que redundó, no solo en el lucimiento del protagonista sino, particularmente de todos, en lo singular y en lo general. Ya sobre el final del concierto, Cobham y Lobo, en un diálogo, conversación y contrapunto de congas, timbales, cencerros, birimbau y una extensa como rica gama de artilugios de percusión, escenificaron seguramente, uno de los momentos musicales más emotivos de la noche.
El sonido estuvo en niveles altos de corrección, felizmente y, salvo algunos "desubicados" (los de siempre) y alguna "permisividad" fuera de lugar de las autoridades de la sala, creo que todos disfrutaron del espectáculo. La cosa viene bien, el año promete con la oferta 10º aniversario del Jazz Tour.
A Billy Cobham - y su gente - en puntaje del 1 al 10, merecidamente se llevan un 12!
Foto: Andrés Cardinal / Exclusiva

Gabriel Rondón, lluvia de sonidos.

Gabriel Rondón
Orekagua
Independiente
2008
En Gabriel Rondón, personaje conocido ampliamente por todos nosotros, se conjugan cualidades extraordinarias que hacen de él uno de los músicos más importantes del país. Compositor, arreglista, cantante, guitarrista, pedagogo, amigo y consejero. Y es que cuando el talento se une a la disciplina, el resultado no puede ser otro que la calidad y la excelencia, de sobra demostradas por él en escenarios de buena parte del mundo y en innumerables producciones discográficas. Orekagua, hermoso y sugerente vocablo de clara connotación indígena, es una invención más de Gabriel Rondón. Su fértil y febril imaginación concibió un dios de la lluvia para alimentar su propia y exclusiva mitología. La exquisita sonoridad de la palabra Orekagua nos anticipa un trabajo lleno de interesantes propuestas, realizado con cuidadosa dedicación (…) palabras del doctor León León en el acto de lanzamiento del disco.
Orekagua es un vocablo creado por Rondón, amante de los inventos y la mitología. Significa Dios de la lluvia y viene a la medida del disco porque los sonidos caen a veces con calma y en otras estrepitosamente, y mezclan jazz, ritmos latinos, bossa, bambucos y pasillos.
Orekagua es un producto de mi imaginación, una mitología inventada por mi, es un dios de la lluvia, de la bondad de la lluvia. Cualquier día me encontré ese vocablo, me gusto mucho y le di ese significado Dios bondadoso de la lluvia. Orekagua, nombre del CD y del tema que abre el disco, tiene la fusión del par de ritmos como son la cumbia que comienza, luego la bossa en la mitad y termina en cumbia, explica Gabriel a nuestro amigo y colega Rafael Bassi Labarrera en entrevista para El Heraldo.com de Colombia.
En esta placa se dejan ver las predilecciones por conservar la tradición de ambas vertientes, el jazz tradicionalmente conocido en la interpretación de sus standars y la música de América latina cuyo conocimiento no emana tan solo de grabaciones, sino principalmente del moverse por diversas ciudades del mundo, como por ejemplo, Brasil, comenta a propósito del disco, Carmen Aguilera.
Gabriel Rondón y Orekagua. El interés de conocer y mi curiosidad, por los sonidos americanos unidos a los colores del jazz, me llevó en primera instancia, a tener contacto con la música de Gabriel Rondón en extractos, en retazos. Esa primera impresión me permitió el ingresar a un mundo de particulares formas rítmicas y arreglísticas que, en consonancia con otras manifestaciones existentes pero, de marcadas diferencias estilísticas, respondía positivamente a las conclusiones de mis estudios y análisis. Andando el tiempo, quiso la "suerte", la "causalidad", que entrara en contacto con el propio músico, con su gente. Así, apreciar el esfuerzo y el trabajo puesto en la realización de este material. Con el CD en la mano, fue simplemente escucharlo para apreciarlo de punta a punta. La música y el jazz de Gabriel Rondón, son colombianos en su génesis y raíz tanto, como latinoamericano en su espíritu y esencia.
La producción ejecutiva del CD, es de Elsa de Rondón, la producción y la grabación de todos los instrumentos estuvieron a cargo de Rondón y del arreglista Kike Fernández, excepto la percusión, en la que colaboró George Banda. (JR)

Música, identidad y argumentos homológicos

¿Por qué diferentes actores sociales (sean estos grupos étnicos, clases, subculturas, grupos etarios o de género) se identifican con un cierto tipo de música y no con otras formas musicales? se pregunta Pablo Vila (Transcultural Music Review). Esta pregunta del millón de dólares fue respondida de diversa manera en los últimos años. Una de las respuestas proviene de la escuela subculturalista inglesa. De acuerdo a esta escuela, si por un lado diferentes grupos sociales poseen diferentes tipos de capital cultural, por otro lado comparten distintas expectativas culturales, de ahí que se expresen musicalmente de manera diferente. Producto de este tipo de análisis es la adscripción de determinados gustos musicales a clases sociales y subculturas bien delineados.En pocas palabras, de acuerdo al subculturalismo inglés, estilos musicales específicos se conectarían, de manera necesaria, con actores sociales también específicos, y lo harían a través de una suerte de "resonancia estructural" entre posición social por un lado y expresión musical por el otro. Muchas veces esta "resonancia estructural" adquiere la forma de una cierta "circularidad expresiva" que ligaría la subcultura en cuestión a la música que la representa.
Tristán Almería, por su parte agrega que, la música como un símbolo de identidad es tan vieja como el hombre. Las comunidades de emigrantes la utilizaron y la utilizan para preservar su estilo de vida, para recordar sus tradiciones. Ha sido un vínculo de solidaridad entre los miembros de una generación como por ejemplo los años 60 en los que el rock "n" roll plasmaba un sistema de valores opuesto al de los padres.
Hoy día en la cultura urbana decidir qué música escuchas es como decir quién eres o quién quieres ser.
Todo esto nos hace una idea de cómo en el mundo en que vivimos estamos vinculados a la música y a ciertas ideas sobre ella. Que vivimos con música que nos representa y nos identificamos con estilos que reproducen una forma de ver la vida y un código o sistema de valores.
Estos pueden ser introducidos pasivamente por la atmósfera musical, por la educación, por las modas, etc. o elegido conscientemente.
Este es uno de los efectos la música, nos descubre el potencial y las capacidades que tenemos latentes de crear identidad y colectividad.

Foto: "Bodies", Gunther Von Hagen

Las llamadas "culturas juveniles".

Los padres de los adolescentes actuales forjaron su estilo adulto en culturas que les permitieron una adolescencia típicamente juvenilizada, algo que les fue vedado a las generaciones previas, socializadas en culturas tradicionales. Así, los adolescentes actuales deben gestar su oposición generacional frente a padres juvenilizados, menos tradicionales y formales, más descontracturados y liberales, y hasta protagonistas de la rebelión generacional de los sesenta y los setenta. Es decir que son hijos de personas fogueadas por el espíritu juvenil.
En este punto entonces es donde hay que plantear las diferencias. Los jóvenes actuales tienen un espacio de transgresiones que se ha reducido. Ya no está en el sexo, ya no está en la "música joven", y si está, no está más en el rock y sus variantes, ya no está siquiera en las drogas. La transgresión está en la radicalización del estilo, lo que lleva a la proliferación de formas musicales, indumentarias, estéticas y de presentación de sí ante los otros que busquen romper la aceptación adulta: esto hace que ciertas expresiones de las culturas juveniles sean cada vez más encriptadas, secretas y retraídas, pero al mismo tiempo extremas y vociferantes, depresivas en algunos casos, desesperadas en otros, pero siempre desafiantes y amplificadas en su voz.
Esa llamada de atención se radicaliza en la ropa —llamativa, provocadora y hasta blasfema—, en los gestos —amenazantes, oscuros, demonizados— y en las prácticas extremas —como la autoflagelación y los cortes. Los emos son parte de esta encrucijada tan especial de las culturas juveniles contemporáneas.
Ser diferentes implica entonces una apuesta mayor.
Visto y leído en Clarin / Bs. As. / Argentina

El Jazz y las nuevas tendencias

La diversidad de las músicas americanas, el "Sincretismo Musical" su fusión y mezcla con la libertad que provee el manejo de los elementos y conceptos del jazz contemporáneo.

Hecho en Uruguay, En Clave de Jazz-Radio, "El Jazz y, la Nuevas Tendencias", se emite localmente desde Maldonado en Uruguay
por
Magoya 90.5 FM.
Sábados, de 19:00 a 21:00 horas.


Y, como siempre, desde República Dominicana,
por Quisqueya FM 96.1
Al mundo, en simultáneo a través de Internet:
http://www.certvdominicana.com/
naturalmente también en:
http://www.compasillo.com/
Domingos: de 12:00 m., a 2:00 pm.

Aquí verás, a parte de los artistas que incluimos.

Prisca Dávila (Venezuela)
Prisca Dávila interpreta "El negro José", de Aldemaro Romero con Manuel Rangel en las maracas y Eduardo Dávila en la flauta.

El Web-magazine

Un recorrido por el Jazz local, regional, latinoamericano y mundial.

Para Uds., esta invitación en primera fila:

Wayne Shorter (saxo), Danilo Pérez (piano), Brian Blade (batería), John Patitucci (contrabajo)

Festival Imaxinasons, Vigo 2008, 29 junio, 2008