jueves, marzo 15, 2007

El sonido de "el sonido"


Dice, escribe, con toda su sapiencia e inteligente observación Diego Fischerman en el librillo del CD "Percepciones" de Shocron-Gutfraind Cuarteto: "...La música necesita de intérpretes. Nunca termina de existir hasta que alguien la toca. Pero, aún cuando la música de tradición europea y escrita llegó hasta el mismo silencio y las músicas de tradición popular alcanzaron los picos simbólicos de la fuga y al atonalismo, si algo sigue diferenciando a una de las otras, es el papel de esa interpretación. En la música llamada "clásica" la obra está en la partitura. En las músicas de tradición popular nada existe hasta que es tocado -o grabado- La escritura en todo caso, es el disco. Y existe, siempre, la posibilidad de qeu una obra ya acabada -es decir ya registrada en una grabación- vuelva a ser otra apenas un minuto después. Pero entre todas las músicas que el mercado denomina populares hay una, el jazz, en que estas características están puestas en escena. Donde la obra es, mucho más que en cualquier otra tradición, la interpretación. En el jazz, esa es la materia. Por eso, desde siempre, sus músicos están obsesionados con "el sonido" lo que, por supuesto, en el lenguaje del jazz es mucho más que el timbre. Es que en el jazz a lo que se llama "sonido", en todo caso, no es otra cosa que el estilo. Y no hay jazz sin estilo (...)"
(...) Mas allá de las culpas que puedan o no tenerse por hacer jazz en países alejados del tronco central del género, allí -es decir aquí- la cuestión del estilo se vuelve crucial. ¿Que sentido tendría, independientemente del placer privado, ponerse a hacer en Argentina aquello que ya fue hecho -y en general mejor hecho- en otra parte? Pero, esa marginalidad es, curiosamente, también su mejor ventaja. El músico argentino de jazz tiene, por fuerza, una enciclopedia distinta de la del estadounidense. No se trata de operaciones artificiales ni de decisiones forzadas. Se trata de dejarse llevar por el sonido propio (...)"
Queda claro que, aun cuando Diego se está refiriendo a la Argentina, esta conversación tendría sentido en todos nuestros latino- centro-caribeño-americanos países. Se corrobora cuando Fischerman, citando al destacado crítico y ensayista Jorge Andrés quien conducía un programa radial bautizado: "Todavía lo llaman jazz", termina diciendo ..."Es cierto. Todavía lo llaman -lo llamamos- así y, por suerte todavía es posible...".
No es la primera vez que le "leo" a Fischerman afirmaciones y variaciones igualmente atinadas sobre este tema en el cual es muy claro y consecuente. Aprendo y reafirmo con su testimonio mis pareceres. Así, cada vez que puedo y me toca, voy dejando caer "opiniones", aportando en este mismo sentido. De esto se trata cuando digo, cuando destaco y realzo, cuando insisto, cuando brego en que este es el camino natural. Seguir creando conceptos y singularizando "estilos". Haciendo y dándole su lugar a nuestro jazz criollo, regional, más experimental, al jazz que mejor nos sale, aquel que está unido a nuestras cosas. Contamos con el aporte de grandes músicos capaces de aportarle al jazz contemporáneo el color de la música de esta, y de esa parte del mundo.
Tal vez seamos "unos pocos" en este, abrir caminos, no estoy seguro. Pero de lo que si estoy seguro es de que no somos los únicos.

El sonido nuevo con las mismas raíces


Ahondando, de pronto un poco más en lo anterior, relacionado con el sonido de los "sonidos", nuestros sonidos ...de lo expuesto por Fischerman, hacía énfasis en En Clave de Jazz-Radio en que, a partir de singularidades... locales, regionales...es que se van fundiendo y ensamblando con esa forma libre de inclusión y absorción que propicia el jazz, manifestaciones nuevas o distintas que conservan ...por un lado sus raíces o, su origen y, por otro lado nos plantean una visión, un sonido nuevo, que nos habla de diversidad, riqueza y una necesaria integración...Tengo conmigo varios CD, entregados en mano por Andrea Colman (a quien le agradezco el material, y la oportunidad de conocer a una "humana parlante" divertida, profesional como grata persona). Andrea es la proactiva encargada de medios, prensa y distribución del sello rosarino (Argentina) -ganador de Grammys- Blue Art records que dirige con buen tino Horacio Vargas. Todos tienen, como debe ser, una cuidada producción. Algunos los he escuchado con detenimiento, otros no tanto y, en la medida de que haga el tiempo, (y lo haré) disfrutaré de los demás, de todos. Me gusta la propuesta en general, lo conceptual de Blue Art. Me llamó mucho la atención, en una nueva escucha, el trabajo de Paula Shocron, solo piano: La voz que te lleva. Tiene detalles que sobresalen o se descubren a cada nueva audición, es inteligente su manera de hacernos ir, caer, entrar a su "juego" pianístico... destaco especialmente los cortes: "Vuelve viento", "Evidence" y "La voz que te lleva". Shocron-Gutfraind Cuarteto. Resulta en un interesante y creativo encuentro entre un piano tocado con ganas, recio incluso por momentos pero con esa delicadeza o "gracia" de Paula en armonía con la guitarra, tranquila y dúctil de Marcelo, protagonista elocuente pero sin estridencias vanas cuando exiguido. Este resultado, estas "Percepciones" (tal y como se titula el CD) es posible y se amalgama con la acertada presencia del contrabajo y la batería de Montauti y Brandrán respectivamente. Destacto, por ahora, "Seven Down", "Lejanías" y "Caleidoscopio". Olivera & Lúquez. Mi refugio lleva por título este trabajo. No te hacen saltar del asiento, cierto, pero te garantizan momentos muy disfrutables. Piano y Saxo para tangos con una delicada construcción y arreglos sencillos pero efectivos. Petetta y Bozzano. El dúo conformado por Marcelo Petetta (Guitarras) y Gastón Bozzano (Contrabajo), presentan "Peaceful journey". Lo leido en las portadas es sugerente, ya les contaré. Cinegraf. De este grupo de jazz fusión, funky, tuve hace un tiempo la ocasión de escuchar algunas cosas, bien logradas. Si todo es como asoma... es bueno!. Carlos Casazza /dúos / tríos. Me reencuentro con el CD de este guitarrista, delicado y dedicado. También tengo "cosas" ya escuchadas y de este mismo trabajo...me agradó entonces pero, aun no lo escucho con calma. Ramiro Escobar Blásquez. Despertar eterno, es el nombre de su CD. 10 cortes que encierran la simpleza de las cosas cotidianas, expresadas con muy buen gusto y expresivas propuestas instrumentales. Es, como su nombre lo sugiere un constante asomarse a colores y sabores siempre evocadores y reconocibles. Destacaría todos los temas pero, de momento: "Una noche así", "Chamamé del olvido" y "La esperada". Diana Baroni Trío. Nuevos cantares del Perú, lleva por nombre el trabajo que nos presenta Diana. Un acercamiento muy bien logrado a, la musicalidad y rítmica del Perú, con elementos del barroco. La Baroni sale bien del desafío de recrear clásicos que fuesen emblemáticos en voz de al menos dos grandes figuras incaicas. Para destacar especialmente: "María Landó", "Pascalle" y "Puente de los suspiros".
Me llega la invitación, por parte de "Palacio de la Música" para asistir el lunes 19 de Marzo a la presentación y Master Class del prestigioso baterista Horacio "El Negro" Hernández. Ganador de Premios Grammy y uno de los percusionistas más talentosos del mundo hoy. Ha tocado con leyendas del Jazz como McCoy Tyner o Michel Camilo; estrellas de rock como Carlos Santana o Steve Winwood; como miembro de conjuntos latinos renombrados como Tropi-Jazz All Stars de Tito Puente, "El Negro" ha ganado merecidamente, gran reputación como uno de los músicos y bateristas más poderosos y versátiles de la escena musical actual. Será en la Torre de las Comunicaciones en Montevideo. Imperdible!. Esto, no se da todos los días!.
El próximo Jueves 22, en el Teatro Solís, estaré disfrutando de José Reinoso (Piano, Uruguay) y Antonio Serrano (Armónica, España). El pianista uruguayo José Reinoso ha sido el ganador del premio "Biznaga de Plata" a la mejor banda sonora del Festival de cine de Málaga 2007 por la Película "Tuya siempre". Se presentan en cuarteto acompañados por el "Fede" (Federico) Righi en bajo y, Oscar Giunta en batería, lo que augura una fiesta musical y rítmica. El espectáculo lleva por nombre Zamba Nueva y promete mucho más que los standards clásicos. Reinoso y su gente harán una recorrida por el disco homónimo, un registro realizado junto al propio Serrano bajo el sello New Mood Jazz, así como por las acertadas fusiones de su placa Candombe Influenciado. Asimismo, el Sábado 24 ya en la Sala Zitarroza, espero poder estar escuchando en vivo por primera vez, la propuesta y el trabajo de Javier Malosetti. De todo esto, ya les estaré contando en una próxima oportunidad.
Foto: Cover, Portada "Despertar eterno" de Ramiro Escobar Blásquez

El síndrome de Unos Pocos.


A solas, con mis opiniones. No es algo que escape a la simple observación, sin apasionamientos, buscando respuestas, concluyendo. Son unos pocos los que nos mantienen en una permanente sensación de inseguridad, de zozobra. Unos pocos son los que nos dejan sin el auto (lo toman "prestado") los que nos mantienen tras la rejas mientras, ellos están libres. Esto es igual aplicable, infelizmente, en todos los ámbitos que nos rodean, por lo cual, la música y en particular el genero que usualmente nos ocupa, no escapa a esta aparente norma.
Son unos pocos los que, teniendo la responsabilidad de dar a conocer, de dar participación, de abrir las puertas, no lo hacen. Como bien expresa Jorge Fernández de Castro, el jazz, por su naturaleza, plantea un serio problema conocido por todos los involucrados en este arte sonoro: su difusión. El objetivo es poder lograr tener espacios en la radio o la prensa escrita para presentar estas obras, y que nosotros -comunicadores y gestores - seamos un enlace entre ellos y los demás medios de comunicación.
Creo, tengo la impresión de que el miedo a la creación contemporánea a veces está más en los programadores que en los espectadores u oyentes. Señalo la negativa influencia de aquellos medios de difusión, que machacan sobre la idea de que todo lo que se consume (masivo) es lo único que vale. Que, son unos pocos.
Son unos pocos pero, hacen que a sus oídos llegue la música mediocre o mala (que a no dudar la hay y existe) y se pierde aquella que tiene mayor valor artístico y, además, el público se acostumbra a medir la calidad según los temas que “más se oyen”. Son realmente unos pocos, aquellos que se abroquelan, o se encierran, en la errada suposición de que este jazz que hablamos, latino, sudamericano, brasileño, venezolano, mexicano, caribeño de nuevas tendencias, no moviliza audiencia, no genera interés, hay pocos "clientes".Yo creo que es muy importante aumentar esa clientela, fomentar esa sensibilidad que nos hace ser mejores, es un gran objetivo; está bien que nos guste ver a los artistas en festivales, en conciertos, pero a mi juicio la clave de la difusión es la cotidianeidad, el día a día.
Respaldo incondicionalmente la necesidad de abrir nuevos canales de difusión para el jazz y la musica alternativa. Insistir en el compromiso local y regional -no solo de los medios, obvio, sino con la integración plena del músico- para ir con fuerza hacia el invalorable intercambio y la necesaria integración. Porque debemos admitir que, hay todo un continente musical allá afuera, del cual formamos parte, y del que poco conocemos... Así que, si no podemos contra ellos, unámonos. Es decir, hagamos uso de ese mismo y eficiente sistema de ser "unos pocos".
Somos unos pocos. Los nuevos medios permiten que se pongan en contacto personas con intereses comunes pero alejadas entre sí. Las minorías sumadas acaban siendo mayorías. Todo ello favorece la diversidad a escala global, pero también local. El antropólogo social indio Arjun Appadurai lo llama la erupción de "los números pequeños". Es la fuerza de los pocos que, a menudo, aunque dispersos, logran ser muchos, o mucho.
La gran novedad de la nueva conectividad tiene una doble dimensión: cómo desconocidos se conectan en masa. Y cómo unos pocos también pueden hacerlo, formando unos muchos.

Ilustración: "Los músicos" de Fernando Botero

miércoles, marzo 14, 2007

Es bueno o malo, me gusta o ...no?


(...Y otros síndromes)
De la responsabilidad que tienen los formadores de opinión, del compromiso que se establece entre el emisor, quien recibe y lo emitido, a veces se deja mucho por hablar.
Sentenciaba Harold Gramatges, con sobrada e innegable razón: ..."El hombre hoy vive inmerso en música (desgraciadamente más mala que buena) y tal condición genera hábitos. A veces alguien dice: a mí me gusta esto, y lo que no sabe es que lo han obligado a que le guste".
Esto me recuerda de alguna manera al "síndrome de Ottinger" (*) y esa dicotomía entre lo verdadero (bueno) y lo falso (malo) y la imposibilidad de sostener lo malo ante lo finalmente evidente.
Comenta Andrés Ortega (Fride): "...Negroponte acuñó hace tiempo el concepto del Diario Yo (Daily Me, que también podría llamarse TV Me o simplemente Medium Me), a saber, la capacidad de cada cual de seleccionar las noticias o el tipo de información que recibe, según sus gustos o preferencias. Esto puede llevar a la gente a encerrarse en sus propias creencias, a evitar las sorpresas que suelen brindar los medios más tradicionales, Sunstein alertó del peligro que supone exponerse sólo a la información que uno quiere, que se refuerza con lo que los psicólogos llaman la "propensión inconsciente a la confirmación" de nuestras preferencias sean musicales, políticas o de cualquier otro tipo".
Tomando para el caso lo expresado por Jesús Rodríguez en un artículo, uno podría preguntarse si una gran parte de la población de nuestros pueblos, no está sufriendo actualmente el "síndrome Estocolmo" (**), ya que se encuentran prisioneros de los medios de comunicación y actúan así en consecuencia: simpatizando con su atormentador (los medios).
Un mal lector puede hacer malas lecturas de un buen texto -entendiendo "bueno" y "malo" en parámetros de calidad-, e incluso un buen lector puede hacer malas "lecturas" (teoría crítica de C. S. Lewis); sin embargo, un artista del que se pueda hacer una sola buena "lectura" ya supone que ese artista pueda ser bueno, aunque la crítica o los valores establecidos consideren que sea un mal artista. Es una de las formas eficaces para explicar que un artista, música o género, que hoy sea considerado como bueno, mañana pase a considerarse como malo o viceversa.
Para estimar si un artista y su obra es bueno o no, es vital partir no desde un capricho personal, sino desde el conocimiento.
Pat Martino por su parte expresa: "...La verdadera música, como todo el verdadero arte es una experiencia para ser compartida, y no juzgada, porque el elogio no puede hacerla compartida, porque el elogio no puede hacerla mejor, y la crítica no puede hacerla peor".
A título personal agregaría: en cuestiones de jazz, de arte, como en tantas otras, uno puede hablar de lo que le gusta o le disgusta, de lo que le llega y siente, pero nada más.
Sin duda, no se puede ser objetivo, siempre subyace nuestra subjetividad por lo que la ecuanimidad es lo que se busca, ciertamente, sin tener que "caer en gracia" ni ser complaciente.
Hay, y vaya si los hay psuedo-críticos u opinadores de jazz que son muchas veces como "comentaristas de sexo" hablan de algo que probablemente no pueden hacer y que es muy difícil describir.
Claro que, es evidente que todo periodista tiene el derecho de hacer comentarios sobre cualquier tema que se le ocurra, aun no siendo experto, pero cuando se trata de criticar la cosa es muy distinta porque para criticar, hay que saber. Y no solamente ser experto, sino que hay que ser más experto que aquel a quien se critica, pues de lo contrario la crítica es lisa y llanamente un acto de irresponsabilidad.
Otra vez unos pocos.
Volviendo con Andrés Ortega cuenta que: la civilización, escribió Goethe, es "un permanente ejercicio en el respeto. El respeto a lo divino, a la Tierra, al prójimo y, por ende, a nuestra propia dignidad". La idea del respeto es más prometedora que la de tolerancia. Para ello, hay que partir del reconocimiento del otro, de los otros, y conversar con todos, incluso los que parecen pocos. Hablar por hablar se dirá. No es poco. Conversar sobre las diferencias, desde las diferencias, y, sobre todo, a pesar de las diferencias, no es fácil. Pero se ha de intentar. Se trata de convivir, no de convencer y menos aún de convertir. Estamos condenados a relacionarnos, no a entendernos, parece...

(*) La inadecuación entre la imagen pública de los sujetos y la de su personalidad se conoce como: El síndrome de Ottinger.
En la comunicación política y el marketing los asesores crean un perfil público en el que los políticos o candidatos (producto) deben encajar. La línea de puntos que indica por donde recortar el personaje la dibujan los gustos mayoritarios de la sociedad. Toda una serie de indicaciones que tiene como resultado la edición de la imagen perfecta y necesaria.

(**) El Síndrome Estocolmo deriva su nombre de un suceso ocurrido en el verano de 1973, cuando cuatro personas fueron tomadas como rehenes en el robo chapucero de un banco, el Kreditebanken en Estocolmo, Suecia. Al final de su cautividad, seis días más tarde, los rehenes se resistían activamente a ser rescatados, luego se negaron a testificar contra sus captores, y recolectaron dinero para la defensa de estos; además una de las rehenes se comprometió en matrimonio con uno de sus captores encarcelado.
Ilustración: Santa Cecilia, patrona de la música.